Introducción
Introducción

 

El anciano en la plaza del pueblo

En la plaza del pueblo, un hombre anciano, reconocido por todos por su gran sabiduría, hablaba a un grupo de personas ahí reunidas. Les preguntaba: "¿Cuál es su ocupación? ¿A qué se dedican?" Las respuestas que obtenía eran: estudiante, obrero, empleada, chofer, ama de casa, vendedor, electricista...

—¿Qué más? —insistía el anciano.
—Músico —respondía uno.
—Panadero —contestaba otro.
—Pero, ¿qué más? —alegaba una vez más el anciano—. ¿Hay algún arquitecto entre nosotros? ¿Conocemos alguno? ¿Qué hacen los arquitectos? ¿Cómo trabajan?
—¡Cuánto interés por los arquitectos! —se decían unos a otros.
—¿Qué pensarían si les dijera que todos nosotros somos arquitectos? ¿Se sorprenderían? —inquirió el anciano.

Por supuesto que se sorprendieron. Después el anciano agregó:

—Vayamos por partes. ¿Qué hace un arquitecto? Pensemos un poco. En términos generales podemos afirmar que un arquitecto construye casas y edificios. ¿Cómo? De la siguiente manera: diseña un proyecto de acuerdo con las necesidades de las personas o los gobiernos que lo solicitan; realiza el cálculo de los materiales que se ocuparán y lleva a cabo las compras; contrata al personal requerido; dirige y supervisa la obra; hace los ajustes necesarios, conforme avanza la construcción...

—Pero... si yo no hago nada de eso —señalaba uno.
—Yo tampoco —afirmaba otro—, y por tanto, no soy arquitecto.
—Todos hacemos eso, en mayor o menor medida —refutó el anciano—. Lo que construimos es nada menos que nuestras vidas, nada menos que el mundo en que vivimos.
—¿Podría explicarse un poco mejor? —solicitó una muchacha.
—¡Desde luego! —afirmó el anciano—. Tal vez la mayoría de nosotros no construye casas ni edificios, pero sí participamos en la construcción de nuestras vidas. Convendría preguntarnos si, al igual que un arquitecto, ¿diseñamos un proyecto de nuestra vida?; ¿atendemos nuestras necesidades?; ¿consideramos los materiales y otros bienes necesarios?; ¿tomamos en cuenta a las personas que intervienen en nuestras vidas?; ¿dirigimos y revisamos el desarrollo de nuestras vidas?; ¿intervenimos en lo que ocurre en el pueblo y en el país?; ¿hacemos los ajustes requeridos?

—Sí —afirmó uno.
—No —señaló otro.
—En ocasiones.
—Lo he intentado.
—No se me había ocurrido.
—Con tanto que hacer, ¿quién piensa en eso?

Después de unos minutos de intranquilidad entre quienes lo escuchaban, el anciano continuó:

—Nuestras vidas corren, pero no siempre las construimos como un arquitecto hace con un edificio —aseguró el anciano—. A veces suceden cosas que nos impiden dirigir nuestras vidas hacia donde quisiéramos, cosas cuyo cambio está fuera del alcance de nuestras manos. Sin embargo, hay cosas que sí podemos lograr, quizá más de lo que suponemos a primera vista; pero tenemos que participar más activamente en esa construcción. ¿Hemos pensado que si nosotros no nos ocupamos de ello, alguien más lo está haciendo por nosotros a su manera y conveniencia? —Y con estas palabras, el anciano se retiró de la plaza y retomó su camino.

Muchos de los que lo escuchaban se quedaron muy inquietos, entre ellos Lupita, una muchacha que escuchó atentamente todo cuanto el anciano afirmó, se repetía a sí misma un par de frases que le causaron gran impacto:

Lupita, aunque estaba inquieta, se sentía muy entusiasmada. En unos días más dejaría su pueblo para emprender una tarea para la que se había estado preparando: sería asesora de personas jóvenes y adultas que estudian educación básica, y pensó:

 

Continuemos con el texto.

Lupita se irá a vivir a otra localidad. Allá continuará sus estudios y, además, se seguirá preparando como asesora de personas jóvenes y adultas que cursan los módulos del INEA. El curso que tomará en cuanto se establezca allá, será precisamente el del módulo de Nuestros valores para la democracia. Con base en las ideas y sugerencias que allí reciba, se preparará para poder asesorar este curso en línea.

En la Unidad 1 encontrarás algunas reflexiones, apuntes, ejercicios y actividades que ella irá realizando como parte de esa preparación y, a partir de la Unidad 2, la acompañaremos en las sesiones de asesoría con su grupo. Tú serás un invitado o invitada especial, ¿nos acompañas?

 

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