La otra parte de la problemática: los hombres que violan

¿Por qué violan los hombres? Esta pregunta la hacemos muy frecuentemente todas las mujeres.

Este cuestionamiento se ha respondido, cuando se dice que los violadores son enfermos mentales, psicópatas, hombres con serios problemas sexuales, borrachos, frustrados sociales, etcétera.

Nosotras sabemos que no necesariamente los violadores tienen estas características. De la misma manera que no existe un perfil de la mujer violada, tampoco lo hay del violador. No se puede determinar edad, posición social, comportamiento, aspecto, por ejemplo.

Los violadores pueden ser hombres casados, solteros, religiosos, profesionistas, sin estudios, desempleados. Probablemente a los que se logra detener más fácilmente es a aquéllos que no cuentan con recursos económicos o relaciones sociales que los salven de la justicia, pero eso no quiere decir que sean los únicos hombres que violan.

Son todavía pocos y muy recientes los estudios serios sobre la masculinidad y la violencia masculina. Michael Kaufman, investigador canadiense, en su texto Hombres, placer y cambio, analiza las causas de la violencia masculina y presenta algunos testimonios de violadores. Por ejemplo:

Hital: «Me sentía muy inferior a los demás... me sentía muy mal conmigo mismo y al cometer una violación me desquité con alguien que yo pensaba inferior a mí, alguien a quien podía controlar».

Carl: «Creo que me sentía tan mal, tan miserable y vil...».

Len: «...lo que creo es que la violación no es tanto deseo sexual como los sentimientos que una persona tiene sobre sí misma y cómo esto se relaciona con el sexo. Mi temor a relacionarme con la gente se volcó en el sexo porque..., es simplemente la forma más completa de expresar la ira, de expresar los sentimientos de uno».

Si bien los hombres tienen social y culturalmente un poder asignado, mediado por su posición social, etnia, preferencia sexual, esto no excluye la ambivalencia de sus sentimientos, al igual que nos pasa a las mujeres. En ellos, sin embargo, está reprimida la expresión de sentimientos y afectos, aunada a la falta de un análisis colectivo que les permita entenderse y transformarse.

Los hombres que violan están manifestando sus frustraciones, deseo de dominio, ira. El placer sexual no es el móvil de su agresión, si no el satisfacer el deseo de controlar a otra persona y sentirse seguros ante alguien que consideran más débil que ellos.

No todos los hombres violan. La agresión no es instintiva, es producto de la construcción del individuo, basada en un contexto social y cultural determinado. Algunos hombres pueden controlar e incluso estar en contra de una ideología que legitima su permiso a adueñarse de las mujeres y a ejercer la violencia como forma de control. Pero otros, quizá los más débiles e inseguros en su identidad masculina, ejercen la violencia contra una mujer.

Debido a que no existen rasgos físicos o signos distintivosde los violadores, el miedo de las mujeres se puede extender hacia todos los hombres.


«La otra parte de la problemática: los hombres que violan», en Sobre el cuerpo y nuestra identidad, México, 1992, Comunicación, Intercambio y Desarrollo humano Integral en América Latina A.C. (CIDHAL).

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