No la riegues, ahí no metas la pata

Del dicho al hecho hay mucho trecho: a pesar de las campañas a favor del uso del condón para prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados su empleo sigue presentando dificultades entre los y las jóvenes. A riesgo de ser reiterativos presentamos algunos testimonios sobre las regadas más frecuentes.

Homero, 23 años. «Me han dado pláticas de cómo usarlo, pero a la mera hora se me olvidan todas las indicaciones».

Ponerse un condón no requiere de mayor ciencia o paciencia, ni de memorizar un sinfín de pasos. Basta con seguir los «Tres movimientos del látex: coloca, desenrolla y moja». Coloca en la cabeza del pene. Desenrolla el condón hasta cubrir todo el pene. Moja con lubricantes a base de agua o con la propia saliva para no dañar al látex.

Gerardo, 24 años «Una vez se me rompió y me lamenté, también mi chava me la mentó. El condón estaba viejo».

Basta con mirar la fecha de caducidad o de manufactura en la envoltura para saber si un condón aguantará el ritmo al que lo sometas. Los condones caducan a los cinco años de fabricados, pero conviene usarlos antes de los 3 años.

Daniela, 18 años «Él es quien siempre los lleva, a mí nunca se me ha ocurrido».

Protegerse en el amor, no sólo es cosa de hombres. Por la desigualdad entre los géneros, muchas mujeres no tienen el poder de decisión suficiente para imponer o negociar el uso de condón con sus parejas masculinas, lo que las vuelve más vulnerables a contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Alberto, 25 años «Una vez me tardé mucho en abrir el empaque y cuando me lo quise poner, pues ya no se pudo, aquello ya no me respondió. Tuve que volver a empezar».

Eso tiene remedio, antes de empezar, se le puede hacer una pequeña ranura a la envoltura del condón para facilitar abrirlo completamente a la hora del coito.

Asael, 19 años «Cuando lo utilicé por primera vez, por el nerviosismo eché a perder tres condones. A la mera hora se me enreda y se me rompe, y bueno, pierdo la inspiración, entonces tengo que volver a comenzar el juego de la excitación».

Ponerse un condón es parte del acto erótico. No se trata de hacer una pausa para colocárselo. No es necesario interrumpir el juego amoroso, tu pareja podría colocarlo y así no perderías la inspiración.

Areli, 23 años «Una vez al momento de sacarlo de la envoltura lo rasgué con las uñas y pues me quedé con las ganas».

Ni con las uñas, ni con los dientes, ni con tijeras. Para evitar rasgaduras, es más seguro abrir la envoltura con las yemas de los dedos.

Joel, 24 años «Una vez, al sacar el pene, el condón se quedó dentro de ella y pues no nos acordamos sino hasta después de un rato. ¡El condón!, gritamos casi al mismo tiempo y nos sacamos mucho de onda».

Hay una recomendación para estos casos: sujetar el condón por la base en el momento de retirarse y con el pene aún erecto.

Eduardo, 19 años «Cuando lo quiero desenrollar no se puede desenrollar todo, no baja todo, se queda a la mitad».

Antes de colocarse un condón hay que revisar que esté del lado correcto. Al revés ni los zapatos entran.

David, 23 años «La primera vez que lo utilicé fue difícil porque no sentí lo mismo, la sensibilidad es diferente».

Es verdad que cualquier barrera, por muy fina que sea, disminuye la sensibilidad, pero no afecta la intensidad del orgasmo, por el contrario, podría potenciarla al retrasar la eyaculación.

Fausto, 18 años «La primera vez no lo utilicé porque sucedió de repente. No estaba planeado».

En el amor, como en la guerra, hay que estar siempre bien armados, con el escudo siempre a la mano.

El Pollo, 26 años «Cuando estás en friega se sale el desgraciado ese, y lo que siempre hago es cambiarlo por uno nuevo más que nada por la seguridad de ella, sin ese globito nomás no lo hago».

Es cosa de sabios cambiar de condón.

Victor, 22 años «Una vez se me safó, y entonces me puse doble condón pero se me rompieron los dos, ¿cómo la vez?».

Es falsa la creencia de que usar doble condón es más seguro. La fricción de látex contra látex provoca la ruptura de ambos.

Sandro, 21 años «En la primera experiencia me lo puse casi a fuerza, mi chava me dijo que sin eso nomás no. Además, por ahorrar, los enjuago para volverlos a usar».

Los condones como los pañuelos kleenex, son desechables, no pueden volverse a usar ni lavándolos ni desinfectándolos.

Alberto, 21 años «Al principio se me rompían, no me los sabía poner y dejaba que se hiciera la bombita de aire en la punta, pero la práctica hace al maestro».

Al colocarlos en la cabeza del pene, hay que oprimir la punta del condón para evitar que se forme esa bombita de aire, que puede provocar la ruptura del condón.

Nayeli, 22 «No los utilizo, porque no tengo donde ponérmelo».

Por fortuna ya existen los condones vaginales, son más seguros y resistentes porque están fabricados con poliuretano y no de látex como los condones masculinos. Por desgracia, son más caros y aún no son muy accesibles. En México sólo algunas organizaciones de salud sexual los proporcionan.


«No la riegues, ahí no metas la pata», el Letra «S», Suplemento del periódico La Jornada, 3 de septiembre de 1998.

indice de revista
cerrar
subir