Sugerencias para el trato al público
 
  • En primer lugar, si usted va a ser parte del público o va a ser el orador, hay que llegar con puntualidad a cualquier acto público, pues un autor afirma que: "no hay peor ladrón que el que roba el tiempo ajeno, pues éste es el único bien que nunca puede recuperarse" (Greville Janner).

  • No presuma de superioridad. Trate a sus oyentes con cordialidad. Déles confianza.

  • Procure utilizar siempre un lenguaje sencillo. Nunca hay que suponer que nuestros oyentes tienen la obligación de saber con pelos y señales de lo que les estamos hablando.

  • Al mirar cara a cara a sus oyentes aprenderá a detectar el aburrimiento o la intranquilidad de los que le escuchan. En caso de que su discurso haya sido demasiado serio, cuente algún chiste, historia o anécdota. Si ha estado hablando en voz muy alta, adopte ahora un tono confidencial. Si la inquietud del público es excesiva, concluya su intervención, o inicie un turno de preguntas y respuestas o una sesión de aclaración de dudas.

  • Nunca se burle de nadie en presencia de otros. Si pisotea la dignidad de cualquier persona, hará de ella un ser resentido, rencoroso.

  • Si usted comete un error u ofende a alguien sin querer, discúlpese.

  • Procure evitar el distanciamiento con sus oyentes.
  • Recuerde que su mayor gesto de cortesía consistirá en tener en cuenta a su público cuando usted haga sus cálculos de tiempo de participación.

  • No hay nadie que pueda escuchar la intervención de alguien durante un periodo prolongado, sin tomarse algún descanso.